Con un perfil muy bien definido, el llamado “turismo silver” ha dejado de ser una anécdota para convertirse en una realidad. La ciudad de Málaga, por ejemplo, ya está enfocando buena parte de su estrategia en este segmento y cuenta con un ‘Silver Economy Hub’, compuesto por empresas públicas y privadas, para impulsar su crecimiento en los próximos años. Otra iniciativa destacable es el reciente Foro Silver Economy en el que se revelaron datos tan significativos como que el 60% del consumo nacional proviene de personas mayores de 55 años.
El turismo silver o turismo sénior está compuesto por personas jubiladas o prejubiladas que aprecian los productos de bienestar, gastronomía y cultura durante sus vacaciones. Con hijos adultos y unos ahorros que les permiten programar varias escapadas durante el año, estos viajeros van más allá de los lugares turísticos plenamente conocidos para explorar nuevos destinos dejando un impacto positivo en la industria hotelera.
La Silver Economy se abre paso
En términos generales, el turismo supone el 13% del PIB de España y genera un 15% del empleo. Según estudios citados por el sociólogo, Juan Carlos Alcaide, el 35% del gasto que se produce en el sector turístico español tiene una relación directa con los mayores de 55 años.
Para Alcaide, experto en marketing y especializado en turismo silver, el potencial de este mercado es enorme. “Me gusta el guarismo 50/50/50. Es decir, en 2050 el 50% de la población tendrá 50 años o más. Es evidente que quien quiera supervivir en esta economía, en esta nueva realidad demográfica, tendrá que adaptarse a las personas en estas etapas de su vida”, puntualiza. Así pues, la Silver Economy estaría llamada a dominar las tendencias en los próximos diez años y todos los sectores relacionados con el turismo podrían verse beneficiados con estos nuevos clientes.
Como explicábamos arriba, ciudades como Málaga da pasos concretos en esta dirección y ha llegado a calcular que el 50% de su turista sénior es internacional, un perfil que ha conseguido desplazar a los jóvenes de 20 años que consumen muy poco. Perfilado como un turista de poder adquisitivo que valora nuestra gastronomía y nuestra cultura, este viajero puede fidelizarse con todo un ecosistema diseñado para cubrir sus expectativas. En este sentido, cobran fuerza proyectos de Senior Living y productos específicos de banca, seguros, moda, comercio local o automoción.
Además del viajero mayor de 55 años que solo quiere descansar, el desarrollo hotelero debe considerar también al nómada digital silver, aquel empresario que viene a trabajar durante algunos períodos del año, con las bondades del clima y la buena gastronomía y paralelamente, con los beneficios de la cultura y la restauración.
Turistas locales y extranjeros
Por su ubicación geográfica privilegiada y su buena infraestructura hotelera, España puede consolidar una oferta especialmente dirigida al turismo sénior, tanto foráneo como nacional.
Como dice Alcaide, “sería un enorme error fijarnos solamente en el turista internacional o, al contrario, fijarnos únicamente en el español porque cuando las personas vamos cumpliendo años y tenemos una menor dependencia de niños o adolescentes, tenemos más movilidad y mayor capacidad patrimonial. A esa libertad se suma el hecho de que la salud nos acompaña y tenemos muchas ganas de vivir en plenitud”.
La asignatura pendiente de España para afrontar este reto es, según este experto, la calidad de sus servicios que todavía deben alcanzar niveles premium en todos los sectores. La cultura, la historia, la gastronomía, el clima y la variedad de paisajes ya son activos que posicionan a nuestro país en la parrilla de salida de los grandes competidores en gestión hotelera, así que la tarea por delante es ardua pero posible. “Tenemos las mimbres para ser el líder mundial en el turismo sénior y así deberíamos serlo. Tenemos que desarrollar una estrategia de país en lo público y una estrategia de cada empresa, en lo privado, para aprovechar al máximo el potencial de nuestra demografía”, concluye Juan Carlos Alcaide.