El mercado de las propiedades de lujo, especialmente en su segmento Super Prime está experimentando un crecimiento sostenido y se posiciona como una de las áreas más resilientes en el sector residencial global. Hablamos de activos valorados en más de 10 millones de euros que atraen a una clientela de alto poder adquisitivo, inmune a las dinámicas e incertidumbres que pueden afectar a otros productos inmobiliarios.
Según la consultora especializada Knight Frank, el volumen de transacciones de este tipo de propiedades ha crecido un 66% en los últimos cinco años impulsado, sobre todo, por un aumento de la riqueza global y un incremento de la oferta en mercados clave como Dubái, Miami y Palm Beach. Las propiedades de ultra-lujo han experimentado un aumento del metro cuadrado desde 2021 cuando la post pandemia evidenció el auge de un comprador ansioso por hacerse con una segunda o tercera residencia que le garantizara seguridad, comodidad, servicios exclusivos y amplios espacios exteriores. Solo en España, el metro cuadrado alcanza cifras de entre 8.000 y 18.000 euros/m² en zonas prime de Madrid y Barcelona.
El comprador de la vivienda de súper lujo
La demanda global es liderada por compradores internacionales que buscan destinos exclusivos y con estabilidad económica. Son clientes que apuestan por productos con servicios personalizados como las Branded Residences y que se sienten atraídos por zonas costeras con potencial.
En el caso específico de España, territorios como las islas Canarias atraen a compradores internacionales durante todo el año, pero se enfrentan a una oferta limitada en obra nueva. Entre las nacionalidades más activas se destacan estadounidenses, británicos y alemanes con un creciente interés de inversores provenientes de Polonia, Países Bajos y Oriente Medio.
A pesar de las fluctuaciones de algunos mercados, las perspectivas para el producto Super Prime son buenas, sobre todo porque las tasas de interés siguen bajando. Las promotoras inmobiliarias confían en que este segmento mantenga su dinamismo en los primeros meses de 2025 gracias a la combinación de estabilidad macroeconómica y demanda de activos considerados refugios seguros. Además, se prevé una diversificación geográfica hacia zonas con gran potencial para el desarrollo de propiedades de lujo pensadas con criterios de sostenibilidad e innovación tecnológica.