Más allá de su diseño, su entorno y su competitividad deportiva, los campos de golf España son un imán para los turistas extranjeros. Según datos de 2022 esta industria tuvo un impacto directo en la economía generando unos 5.418 millones de euros anuales, de los cuales el 85,6% corresponde a servicios turísticos y el 14,4% restante a la facturación misma del campo. Hablamos de pernoctaciones, desplazamientos, coches de alquiler, gastronomía, agenda cultural, etc. Gastos que el golfista va generando a su paso y que repercuten directamente en distintos ámbitos. Así, la presencia de un campo de golf incide en el desarrollo de la región donde se encuentre generando riqueza y empleo en diferentes estaciones.
A diferencia del volumen más alto de turistas que se concentra en los meses de verano, los golfistas se reparten a lo largo del año y pueden dar un importante impulso a temporadas tradicionalmente bajas como la primavera o el otoño. Además, a raíz de la pandemia, el golf está viviendo una época dorada porque puede practicarse al aire libre con total tranquilidad y los golfistas han descubierto zonas de Europa en las que el invierno no golpea con tanta fuerza, lo cual les permite permanecer largas jornadas practicando su deporte favorito. Tal es el caso de islas como Tenerife que cuenta con una temperatura templada, incluso en los meses más gélidos. En esta isla canaria, el diseño de campos de golf se está consolidando como una industria de gran prestigio entre los conocedores extranjeros.
De hecho, según datos de la Real Federación Española de Golf (Rfeg), los golfistas internacionales sitúan a España como su primer destino predilecto (28,5%) por encima de Portugal (17%) y Reino Unido (16%). En pareja o con hijos, los practicantes de golf hacen de su deporte el pretexto perfecto para las vacaciones. Ya sea en una escapada de fin de semana o un periodo más amplio, el campo de golf concentra la mayor parte de su tiempo pero también se dedican a la exploración de atractivos naturales, se interesan por la cultura y la comida de la región y buscan nuevas opciones de ocio alrededor del deporte. Se trata, en definitiva, de un turismo que consume y es exigente con los servicios que recibe. Un turismo de lujo que puede estar gastando alrededor de 11.183 millones de euros al año y que puede pasar hasta 12 noches en su destino.
Conscientes del impacto económico de esta industria en las regiones, varias comunidades han puesto el foco en los torneos para atraer visitantes. Tal es el caso de la próxima Solheim Cup 2023 a celebrarse en Andalucía, la Ryder Cup 2031 para la que Cataluña aspira a ser sede oficial o el Ladies European Tour que volvió a campos madrileños después de nueve años de ausencia.
Para estos viajeros, la posibilidad de permanecer en una casa cerca del campo de golf es de gran importancia y por esto los resorts con campos de golf se presentan como una gran oportunidad para la inversión inmobiliaria. Con la compra de un apartamento o una villa de lujo completamente equipado, el golfista se siente como en su propia casa y sabe que puede volver siempre que lo desee. Otra opción es el alquiler turístico de estas propiedades con la ventaja de ganar en privacidad y comodidad, así como de sentirse libre para recorrer diferentes campos de golf España a lo largo del año. Con acceso a todos los servicios hoteleros y gastronómicos sin salir del resort, el jugador y sus acompañantes hacen uso de las instalaciones y aprovechan al máximo el tiempo de sus vacaciones.